Otto Koloman Wagner nació en Penzing, un pequeño suburbio de Viena, el 13 de julio de 1841. Además de ser un arquitecto importante, era igualmente capaz como urbanista.
En 1894 fue nombrado director de un curso de especialización en arquitectura en la Academia de Bellas Artes de Viena, donde permaneció hasta 1912.
Y fue durante su carrera docente cuando Wagner sintió la necesidad de enmarcar sus ideas en la arquitectura: así nació “Moderne Architektur”, publicado en 1896, que fue un gran éxito a nivel europeo.
La escritura de Wagner, dividida en cinco capítulos, se basa esencialmente en el principio de que algo que no es funcional no puede ser bello. “Lo que no es práctico no puede ser bello”
Wagner y la secesión
En 1899 Wagner se unió a la Secesión vienesa, experiencia que cambió enormemente su visión artística y contaminó su interpretación arquitectónica en los años venideros.
Cinco años después Wagner abandonó la Secesión, acompañado de sus amigos Gustav Klimt y Josef Hoffmann, entre otras cosas su alumno.
En la historia del arte, el “Sezessionstil”, o la Secesión, se refiere al conjunto de movimientos artísticos, desarrollados entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX en Austria y Alemania.
La oficialización de este movimiento se produjo con la creación de una asociación compuesta por diecinueve artistas de todo tipo, como pintores, arquitectos y escultores, que se separaron de la Academia de Bellas Artes para formar un grupo autónomo, dotado de su independencia y también su propia sede: el Edificio de la Secesión de Viena.
Ellos, incluido Wagner, fundaron su ideal en el “Gesamtkunstwerk”, o la obra de arte total. Este concepto fue enfatizado por los artistas que siguieron el ideal, manifestándolo en todos los aspectos del arte.
Como otros movimientos que se desarrollaron en el resto de Europa en el mismo lapso de tiempo, el Sezessionstil también promovió una cierta recuperación de la tradición, aunque mirando nuevas técnicas y nuevos materiales.