Tierra de Cerdeña, tierra de tradición poética y paisajes encantados, enmarcada por las aguas cristalinas del mar Tirreno. Uno de los terrenos más idóneos para albergar viviendas unifamiliares, distribuido en una sola planta (una villa), dotado de zona wellness con gran jardín porticado y piscina lineal; estamos hablando de propiedades cautivadoras, lujosas y de vanguardia que representan el prototipo de uno de los tipos de edificios más elitistas y prestigiosos del mundo.
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Cómo construir una villa de ensueño, el proyecto nacido en Sassari
Analicemos algunas soluciones de diseño interesantes para la construcción de una villa unifamiliar de una sola planta, insertada dentro de un gran lote de 1600 metros cuadrados en Perfugas (Sassari), equipado con un área de bienestar exterior con porche jardín y piscina; el propietario del lote, al contactar con el marketplace de diseño arquitectónico e interiorismo GoPillar.com, obtuvo decenas de proyectos diferentes para elegir, en línea con sus necesidades y sus orientaciones estilísticas.
El proyecto que más se adaptaba a las peticiones del cliente fue propuesto por el arquitecto Gregorio Pantanali quien, analizando los Stazzi, es decir, los edificios típicos y antiguos con carácter rural de la zona norte de Cerdeña, creó una reinterpretación personal del mismo para conseguir un resultado que recuerda el pasado pero que pretende mostrar la arquitectura con un estilo moderno y contemporáneo.
Un segundo elemento que transmitió el diseño de la villa fue el estudio de la radiación solar, para maximizar el aporte del sol durante el invierno y asegurar sombra durante los meses de verano.
Dos cuerpos elementales rectangulares cubiertos con muros de piedra y posteriormente envueltos en un sobre que a veces es transparente y a veces opaco, perfilan la forma general de la casa. La cubierta juega un papel fundamental al presentar sus puntos máximos en los vértices, para lanzar los volúmenes hacia el cielo y aligerar las grandes masas de los muros de piedra. Las dos siluetas están conectadas por un pequeño nodo central que representa funcionalmente el vestíbulo de entrada a la villa. Al entrar, inmediatamente se siente la conexión con el exterior debido a la presencia de una ventana de altura completa que une los volúmenes.
Otro proyecto interesante lo llevó a cabo la ingeniera Caterina Musatti cuyo plan es aparentemente muy simple: los dos lados cortos tienen un perfil idéntico marcado por el techo inclinado y una abertura arqueada colocada en el centro de la pared blanca. La forma resultante de la villa siempre ha representado el arquetipo de “Hogar” y, además de ser sinónimo de hospitalidad, busca un fuerte diálogo con la arquitectura rural de la tradición sarda. La villa ha sido orientada al suroeste para disfrutar del sol todo el día, especialmente en la zona de porche y piscina frente a la sala de estar de la casa.
El porche es muy grande y está hecho con materiales locales como granito rosa para los pilares y pisos, madera recuperada encalada y cañas de bambú para el techo. El objetivo era crear una villa con una unión entre modernidad y tradición, entre aromas, colores y paisajes del interior, sin olvidar nunca la influencia del mar, entre la tecnología actual y los signos icónicos del pasado, típicos de las casas de los pastores locales.
La arquitecta Marta Bonesu propuso una solución diferente a las anteriores, basándose también en la tradición sarda. La forma alargada y estrecha del lote, junto con la orientación con respecto al sol y las diferentes alturas del terreno, han perfilado los puntos clave del proyecto. La casa, ubicada al norte, tiene una posición elevada con respecto al resto del lote de tal manera que se ve el panorama del campo circundante.
Una línea une física y visualmente las distintas áreas de la villa y del terreno, creando una solución de continuidad entre la entrada y el final del edificio hacia el gran jardín delantero: esta línea se traduce en un largo lucernario, que enfatiza aún más la gran relación entre el interior y el exterior e ilumina perfectamente los ambientes.
Estos últimos, que surgen como paralelepípedos encajados a lo largo de la lama del lucernario, se han colocado de forma que se pueda disfrutar al máximo la luz del sol tanto en invierno como en verano. La fachada norte de la villa se encuentra casi completamente cerrada, excepto la entrada principal y la entrada de servicio, garantizando así la máxima privacidad en la zona más cercana a la calle. Se ha estudiado la distribución de los distintos ambientes con el fin de utilizar todo el espacio de forma funcional y agradable.
El jardín se ha dividido en tres áreas, a través de terrazas, aprovechando el desnivel del terreno, para crear ambientes exteriores diferentes y funcionales. Las tres áreas verdes diferentes están conectadas por la misma línea que une las habitaciones de la casa, cosiendo el edificio y el jardín en una sola tela.
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